El título de este artículo proviene de Peter Drucker, consultor y filósofo de la administración más importante del siglo XX.
¿Qué quiere decir cuando dice “La cultura se come a la estrategia en el desayuno”? ¿Qué hace un experto académico hablando de cultura? ¿Acaso eso no es algo abstracto de poetas? Quizá podemos analizar porque una persona con su trayectoria profesional da tanta importancia a la “cultura”. Para definir considero crucial ir al significado de las palabras que componen la frase.
¿Qué es cultura empresarial? El conjunto de valores, ideales, actitudes y objetivos que caracterizan a una compañía. Está compuesta de intangibles importantes que determinan cómo debe operar el equipo. En muchos sentidos, se convierte en parte de la identidad de la empresa, por esto es fundamental hacerlo bien.
Otras definiciones más coloquiales dicen que la cultura es como el carácter de la empresa y el clima laboral es como el estado de ánimo. Entonces, ¿qué es el carácter? Es la forma en que una persona reacciona habitualmente frente a una situación.
Por último, respecto a la frase que encabeza esta columna.
¿Qué es estrategia? Serie de acciones muy meditadas, encaminadas hacia un fin determinado.
En el caso del desayuno, quizá se refiera a la primera acción del ser humano por la mañana, la primera acción explícita de ingerir alimentos.
Alguna vez, escuche que el desayuno es la comida más importante del día. Había un dicho que decía: «desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo», hoy se escucha menos.
Quien escribe interpreta las palabras del Sr. Peter Drucker de la siguiente manera:
La forma en que normalmente hacemos las cosas en la empresa, nuestra más genuina identidad, si esta no está conscientemente trabajada y con una dirección intencional en pos de un objetivo (estrategia), será devorada por el carácter de la empresa durante el primer intento de implementar planes de acción. Podemos contratar a los consultores más modernos, colaboradores capacitados, pero es posible que al final fracasen en la implementación.
En este momento, probablemente más de un lector recuerde lo difícil que es implementar con éxito en el mercado, y casi siempre surge esta frase: El recurso humano calificado es muy escaso en el Paraguay, pero también hay que reconocer que pocas veces hemos trabajado de manera profesional en la adecuación cultural que nuestra compañía “necesita” para lograr los objetivos por los que se esfuerza la alta dirección.
Formar una cultura desde el “gusto” o porque algo me gusta, es diferente a formar una cultura a partir de lo que “necesita” la empresa, claro está… sin dejar de ver los principios éticos en los que se fundamenta la organización.
Hay un antes y un después en mi carrera profesional, desde la siguiente anécdota, siempre digo que si elegimos bien con quién hablamos y mantenemos nuestros sentidos alerta para aprender, podemos llevarnos los mejores libros con esas charlas llenas de riqueza.
Tengo la dicha de ser parte de un grupo de ejecutivos llamado Vistage, donde conocí a un gran ejecutivo brasileño llamado “Ian Dobereiner”, CEO de una gran empresa multinacional con sede en Paraguay, hoy un amigo. Con una extensa carrera, ocupando diversos cargos en varias empresas multinacionales, ha residido junto con su familia en varios países ejerciendo cargos ejecutivos. Todo esto le aportó una gran experiencia y hace que escuchar sus reflexiones sea realmente enriquecedor.
La primera vez que lo vi hacer una presentación, me llamó la atención la palabra “cultura”, la cual enfatizó repetidamente. La presentación fue de alto nivel, llena de números estadísticos, impacto ambiental, etc.
Pero mi atención cambió cuando comentó sobre el poder de las multinacionales para ingresar a nuevos mercados, donde los precios ya los fija el mismo mercado, leyes iguales, pero, con la implementación de su «cultura» corporativa, solo esta, puede generar grandes beneficios a los accionistas.
Esto me impactó y me dije, ¿de qué habla este Sr.? ¿No se trata de algo relacionado con el personal de RR. HH. y sus outdoors? ¿Por qué un ejecutivo de este calibre le da énfasis a este proceso? Empecé a investigar.
Obtuve el número de contacto de “Ian”, tuvimos una extensa llamada y le pedí que compartiera más sobre el tema de la «cultura», muy gentil me compartió su experiencia.
Luego, aceptó venir a la empresa donde ejerzo el puesto de director ejecutivo y reunirse con todo mi directorio, yo necesitaba que escuchen aquello que yo estaba descubriendo gracias a este amigo. Realmente esto habla de la calidad humana de este gran ejecutivo, que con cariño y humildad compartió sin mezquindad lo aprendido durante años con su experiencia profesional.
Recuerdo un ejemplo muy claro y sencillo, pero lleno de sabiduría. En una empresa que él dirigía, la alta dirección se enfrentaba a un dilema: no querían ofrecer café sin costo en la oficina, a lo que él pregunta la razón. Respondieron que el consumo de café se dispararía sin control, a lo que él dijo: ¿Queremos que la gente sienta que confiamos en ellos, pero no le podemos invitar café por desconfianza a que tomen de manera desmedida? Le dijo a su equipo que habiliten el café sin costo y si el consumo aumentaba sería durante uno o dos meses, luego lo consumirían según lo previsto. Esto es lo que pasó. Me dijo, Salim, ¿qué mensaje damos a nuestro equipo si decimos que confiamos en ellos, pero, por otro lado, hacemos esto?
Otro ejemplo es la cultura de innovación de la que hablamos en las empresas, pero al primer error de nuestra gente, sancionamos, les descontamos o no le destacamos por las sugerencias que hacen. Por el contrario, valoramos a colaboradores que no hacen sugerencias, que siguen las reglas sin alteración y no intenta alterar el status quo. Si queremos esto, me parece bien, pero no digamos que queremos gente innovadora si nuestra cultura no responde a lo que decimos que queremos ser.
¿Por qué esto fue un hito en mi carrera? Como la mayoría de las personas, mi formación comenzó en la gestión, en el hacer. Gran parte de la formación académica e incluso la literatura de libros está en hacer las cosas, en su escalón más alto está el gerenciamiento.
El segundo hito en mi carrera fue cuando formamos el directorio del grupo Salemma, aprendí algo complejo llamado «estrategia», con entusiasmo la estudié y varios mentores me guiaron en su teoría y práctica.
El tercer hito llega con la anécdota que relaté con “Ian Dobereiner”, donde descubrí el título de este artículo, “la cultura se come a la estrategia en el desayuno”, investigué que era eso tan poderoso que parecía muy soft, ¡que se podía comer de entrada a lo más poderoso que yo conocía!, mi último hito profesional, “la estrategia”.
“Poder”: Capacidad de influir en algo.
Considero relevante el poder que tiene la cultura empresarial en nuestras empresas. Hay que tomarla en serio y asumir con responsabilidad. Los beneficios de trabajar la cultura empresarial pueden ser sorprendentes. No cometamos el error de creer que esto es algo abstracto sin valor en el resultado.
“La cultura es la que traduce las estrategias en acciones y comportamientos que producen resultados”, todo lo contrario, a algo abstracto.